A veces escucho
las ansias de ti
en el grito del hombre.
Ignoran que Tú los persigues de antes.
De a ratos te intuyen
pero restituyen
la muralla de miedos.
La barca se mece
de mar en furia.
Tu voz traería calma
pero enredan el alma
en espinas de rosas.
A veces se agotan
y caen de rodillas
gritan sin saber
que pronuncian tu nombre.
lunes, 22 de junio de 2009
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