viernes, 22 de mayo de 2009

Ciego

Aquél era el tiempo
del amor y tú
bajaste a la orilla
del mar y la paz
repuso tu silla
de infancia y ya ves
no supo avanzar.

Aquél era el tiempo
de confiar y tú
fumaste el deseo
de andar y contar
en otra escotilla
con tu timidez
te lanzaste a la mar.

Aquél era el tiempo
de esperanza y no
pudiste borrar
del interior la piel
con uñas y dientes
arrancaste amor
y fue niño esta vez.

Aquél era el tiempo
de crecer en pos
de un futuro abierto
con mostaza y miel
pero la serpiente
ya enroscada en ti
te impidió saber.

No entiendes de amor
no sabes confiar
no esperas en nada
no ganas batallas
crece sólo el dolor.

Aquél era el tiempo
de la fidelidad
en un breve instante
cambiaste la faz
convertido en ciervo
en un nudo y placer
otro niño brotó.

Aquél era el tiempo
de recuperar
el proyecto común
la cordura y la paz
pero no recuerdo
ni un átomo de intento
de pedir perdón.

Ya llegará el tiempo
del ni un paso más
sentado a la orilla
de tu soledad
y ni el mismo infierno
arrancará el dolor
para que puedas ver.

1 comentario:

  1. Uy, si entiendo cómo es, fue dolor lo que te mandó a la banca... Qué fue lo que pasó? Me da tranquilidad saber que eso ya´fue y que ahora eres alegría y fertilidad esrita otra vez.

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